Consiste, en una peregrinación de los pobladores de las 13 provincias con sus danzas representativas, llegan a 15,000 peregrinos porque asisten de todas las comunidades, llevando velas, música, danza con gran fervor religioso y sincretismo.
Durante la época Inca, la religión era panteísta, adoraban, todo lo natural y los nevados, las montañas eran los «Apus Sagrados». Es decir, desde épocas pre-incas e incas ya se adoraba al Apu «Ausangate».
Con Francisco Pizarro, llegaron también aspectos culturales como la religión. Es así que en todos los sitios, donde había un Templo Inca, una creencia Inca, nacía con los sacerdotes católicos una historia.
En el Nevado del Ausangate, se dice que en 1780 un niño blanco se le apareció a un pastorcito llamado Mariano Mayta, y se hicieron grandes amigos y sorpresivamente en el correr del los días el ganado del pastorcito aumentaba. En agradecimiento al niñito blanco, el padre de Marianito, quiso comprarle una ropa nueva, ya que estaba rota y cogio un pedazo de muestra y mandó, al pueblo a conseguirla. El cura del pueblo, se dio cuenta que era una tela especial utilizada sólo por el obispo . Así que fue en busca de tal niño; el sacerdote lo vio e intento agarrarlo y cuando lo consiguió, el niño se transformo en una imagen, sobre una piedra y Marianito murió en ese instante.
Se enterró al niño bajo la piedra, donde quedo grabada la imagen del niño blanco, y como empezó a ir mucha gente a rezar, mando el cura de Ocongate, pintar sobre la piedra una imagen más clara. Y lo llamaron el Señor de las Nieves, es decir el Señor de Qoyllur Ritti. Años más tarde se construyo una iglesia sobre la piedra.
Existe un sincretismo religioso, se peregrina a la montaña, al Apu del cual mucha gente lleva bloques de hielo, a sus casas como signo de integración con la naturaleza. se peregrina a ver la imagen del Señor de Qoyllur Riti. Se va a la misa y a danzar al pie del Nevado y delante de la capilla.
La fiesta comienza con una procesión de la imagen de Qoyllur Riti desde la capilla hasta el Sinakara. Luego, hay una segunda procesión de la imagen de Nuestra Señora de Fátima desde el Sinakara hasta una gruta cuesta arriba (día miércoles). El domingo, la imagen es llevada a la gruta con la Virgen.
Pero lo más resaltante es el ritual de los peregrinos y danzarines, organizados por comparsas que llegan de diferentes provincias del Cusco, que caminan cantan, danzan durante 5 horas y dan su saludo bailando, toda la noche.
Los Ukukos, son personajes míticos que acompañan a todas las comparsas, los ukukos se dice ser los hijos del Oso Andino con una campesina. Durante la fiesta son los encargados de poner orden, durante las misas y procesiones. Un grupo de estos danzarines ukukos, suben de madrugada a las partes más altas del Nevado donde tienen su propio ritual, y al regresar con la salida del sol, llevan sobre sus espaldas, bloques de hielo siempre bailando.
Las comparsas siguen con sus coreografías, durante todo el día, hay fuegos artificiales y un mercado de miniaturas, donde se compra en forma simbólica aquello que se quiere para el año (casa, negocio, un título profesional, etc).
La fiesta concluye con la despedida de cada comparsa y el retorno de la imagen a su capilla.